jueves, 26 de mayo de 2011

Ética

Si algo me molesta,  es que me sigan manipulando desde una palabra, un sentir,  desde una prohibición necesaria, “VIVIR  DIGNAMENTE”.

Que es vivir dignamente para mí, es atender a mi mente a mi cuerpo de las formas naturales que considere  bellas, saludables y amorosas, desde el pensamiento la palabra y la acción.



No soy partidaria de guerras  públicas,  si creo profundamente que  todo cambio comienza desde  la conciencia, además  que,  desde uno jamás se confunden los pensamientos,  los cambios son en realidad desde adentro y a partir de ahí  se modifica el externo, hay tanto contexto para exponer, ahora entiendo al que escribió el Bhagavad Guita u otra biblia , habló desde su conciencia plasmando todo aquello que sentía que  haría bien a la humanidad, ( identidad  sagrada, que agrupa metáforas e identifica a la verdad vista desde su mentalidad). 

Cargo con una vida de idas y vueltas,  tantas,  que abre vivido y muerto miles de veces sin un cambio de vestido.

Me siento bien cuando sé que digo lo que pensé y sentí al mismo tiempo,  o sea alineada de todas las formas conscientes  y ello me da una plena libertad  directa a una  felicidad ya que en mi trato intimo personal  el  deseo profundo desde mi pequeño universo  es sentir que estoy unida  al magno indefinidamente existente con  tantas creaciones, como átomos  pensados , imaginados,  o vistos realmente.

La palabra que amerita ciertos diligenciamientos,  hacia ese tipo de prosperidad interna es la Ética.

Palabra con que Aristóteles define  a su primer tratado.

 

La Ética nicomáquea (conocida también como Ética a Nicómaco) es el primer tratado sistemático sobre la ética. Platón había escrito el Protágoras, un diálogo sobre la virtud, y otras obras suyas también tratan sobre la felicidad y la ética, pero ninguna sistemáticamente. Otros filósofos contemporáneos a Aristóteles se mencionan en la presente obra, como por ejemplo Espeusipo y Eudoxio, de quien Aristóteles toma su definición de bien.

Como Platón y Sócrates, Aristóteles sostiene que la virtud nos ayuda a buscar la felicidad y esa es la base de la ética. A diferencia de Platón y Sócrates, Aristóteles enseña que la virtud no viene directamente del conocimiento, sino que requiere el hábito, que la felicidad no es un estado sino una actividad, y que el placer no es la felicidad sino una consecuencia de la virtud, y especialmente que el hombre tiene un fin en sí que no es absorbido totalmente por los fines del Estado. Aquí está la clave de lectura de la ética de Aristóteles: la finalidad del acto humano. Todo acto tiene un fin, que es la felicidad, pero se puede buscar este fin en diversas cosas. Aristóteles muestra que el fin ha de ser específico del hombre, y esto es la contemplación, a la cual ayuda la virtud necesariamente, pues la virtud busca el medio que le da la recta razón del individuo. La contemplación es el acto más autosuficiente y estable y para la plena felicidad requiere también el placer.[1] Un aspecto que entra en juego y que no se resuelve del todo directamente en el capítulo 7 del libro X es la inmortalidad, a la que Aristóteles alude varias veces en otras partes también.[2]

Contenidos





Aristóteles empieza su obra definiendo lo esencial de la ética: el bien. Con su habitual método inductivo, hace acopio de las opiniones hasta entonces dichas, que lo relacionan con la felicidad, pues tal cosa es "lo que todos buscan". En un paralelismo con las artes y los conocimientos prácticos, Aristóteles dirá que el bien para el hombre, la felicidad, consiste en el ejercicio de su función como hombre. Así, basándose en las tres disposiciones del alma aristotélica, establece que dicha función tendrá que estar relacionada con el alma racional, en tanto que es la que caracteriza al hombre. Para ello introducirá el concepto de virtud, que será identificado con la costumbre del buen obrar. El estagirita establece que las virtudes han de ser de dos clases: las virtudes llamadas éticas, morales o de carácter; especialmente la justicia, que vienen del alma desiderativa en tanto que esta obedece a la razón; y las virtudes denominadas dianoéticas, intelectuales o racionales, que son las que permiten alcanzar la felicidad y vienen del alma racional misma. Después muestra cómo el placer tiene que ver también con la felicidad, y por lo mismo con la ética. Como el hombre es social, necesita amigos para alcanzar la felicidad completa. Esto le lleva a una descripción final de la felicidad que será la que se alcance por una actividad acorde con la virtud más excelsa.



Entonces el poder que ejerce la política mejor dicho la política que ejerce el poder?... de qué?...  cuando carece justamente de ética.

Lo llamaría líderes para manejar  la conciencia del mundo, hoy en siglo XXI toda política gobiernos, Iglesias y demás convergen en el  mismo mandamiento,  poder todo lo que está al alcance y si no se pude, se puede,  a costa del que está dormido, porque no sabe pensar por sí.  

Los medios, los mensajes subliminales desde las formas de falta de ética,  la vulgar simple nada compleja  sexualidad  a cualquier precio.

Han desacreditado los legados de una mente virtuosa.

El hecho de que me muestren que tengo que hacer, además de desvirtuar mí contenido para lo cual estoy aquí, desfigura, anula, la compleja y verdadera forma de la esencia.

El Amor ha tomado un rumbo diferente en latín, ( A- MOR

Sin Muerte, O en algunas  traducciones No Muerte.



El Amor es VIDA.



La eternidad, La Belleza de la Acción del Amor, en todas sus formas.

No la destrucción de la acción, en el caso de un hombre y una mujer,  todos confunden Amor por sexo.

El sexo no siempre se nutre de AMOR, entre un hombre y una mujer.

Entre Un Hombre y Una Mujer!... Porque de esta forma continurá la especie.

Trascenderá mi amor al tuyo, para convertirse desde todas las formas posibles, en el acto más sublime jamás imaginado, cada vez que mi alma y mi cuerpo unidos, al tuyo se contacten, la vida continuará en un orden infinito, para trascender y formar parte de otra luz, semejante a la de las estrellas, hasta el último aliento de la existencia. María Verónica

26/5/2011  
 

Cuando en medio de la noche el cielo esté más oscuro,  ahí  comenzará el cambio,  a la luz del amanecer.

 Del  Alquimista  de  Paulo Coelho




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